Río Miño, blanco y tinto
«Bodegas Escrig»
Las primicias de la proclamación de la República no corresponden a Cataluña ni a España. Corresponden a Éibar. En el orden general, Cataluña puede apuntarse el tanto por encima de las demás regiones españolas; pero hay que hacer honor a la verdad histórica y reconocer que Éibar fue la primera ciudad que izó la bandera tricolor.
Al conmemorarse el primer aniversario de la República, que no ha sido lo que pudo ser de no haber mediado lo que hemos vivido en un año, he observado que los líderes del republicanismo han silenciado el nombre y los hechos del verdadero héroe de la jornada del 14 de abril de 1931. Y lo han silenciado por egoísmo de partido, para atribuirse la audacia y el mérito ajenos, para confirmar una vez más la mendacidad con la que los políticos escriben la Historia. Y la historia no se escribe más que de una manera: con la verdad por delante.
Reconozco de buena gana la audacia y los méritos de Esquerra Republicana de Catalunya, puesto que sin esa su audacia no se hubiese determinado tan rápidamente la proclamación de la República, ya que el Comité revolucionario de Madrid solo se decidió a "obrar enérgicamente" al saberse bajo el peso de la presión periférica, de los hechos consumados. Pero ya que esos hombres catalanes lo callan, hay que proclamar una vez más a los cuatro vientos que su acción audaz fue una acción semejante a la de los batallones de infantes después de una preparación de artillería. Antes de que nadie proclamara la República el día 14 de abril, hubo una preparación de artillería, y el actor de esa gesta que ahora se silencia fue un telegrafista cesante, cesante por sus actividades revolucionarias: Ricardo Escrig Gonzalvo, que a la sazón era redactor de «Solidaridad Obrera».
Y esto, mejor que yo, lo saben los hombres de Esquerra Republicana de Catalunya. Lo saben y lo silencian por egoísmo y con injusticia. Lo saben porque ellos mismos, dos horas antes de izar la bandera en el balcón central del Ayuntamiento de Barcelona, encargaron a Escrig apoderarse de la Central de Telégrafos y que desde ella esparciera la falsa noticia de que la República había sido proclamada en las principales capitales y ciudades españolas. Y Ricardo Escrig cumplió el encargo inmediatamente. A las 12 de la mañana del día 14 de abril era dueño de la Central de Telégrafos de Barcelona y, ayudado por una legión de telegrafistas, anunciaba hábilmente a toda España que la bandera tricolor ondeaba en los Centros oficiales de ésta, aquella y la otra capital y de tal y cual ciudad. A Madrid les telegrafiaba que la República había sido proclamada en Barcelona, en Valencia, en Bilbao, en Zaragoza, en Sevilla... A los telegrafistas de Valencia les decía que la proclamación era un hecho en Madrid, Barcelona, Lérida, Tarragona, Gerona, Zaragoza, Málaga... Al Norte que en el Sur, Este y Oeste, y al Sur que en los otros tres puntos cardinales.
Así se explica que los telegrafistas de Éibar fueran los primeros en proclamar la República en España, y que el primer centro oficial que izara la bandera tricolor en Madrid fuera el Palacio de Comunicaciones. Cuando los prohombres de la Esquerra Republicana de Catalunya se dirigieron al Ayuntamiento de la capital catalana, estaban seguros de que la maniobra de Ricardo Escrig estaba dando sus frutos. Por lo menos no dudaban de que aquellas noticias telegráficas habían sembrado la confusión entre las autoridades provincianas y provocado el estallido de los entusiasmos y el coraje de las masas ciudadanas. En realidad, el que mejor se jugaba la cabeza en Barcelona no era Companys, ni Aiguadé, ni Casanovas, ni Aragay. Era Escrig, el Escrig predestinado a esa gesta, sin la cual tal vez no tendríamos aún la segunda República española...
Porque Ricardo Escrig, en los primeros días de diciembre de 1930, y empujado por prohombres de la Esquerra Republicana de Catalunya, estaba decidido a apoderarse de la Central de Telégrafos de Barcelona para hacer lo mismo que hiciera unos meses después. Todo estaba preparado. Un grupo de estudiantes y de obreros esperaba la orden de asalto. Pero yo era entonces director de «Solidaridad Obrera», y Escrig redactor, y entre ambos había una confianza absoluta. Escrig quiso consultarme antes de lanzarse a la peligrosa aventura, y sin reflexionar mucho, sin vacilaciones ni rodeos, le dije textualmente: "No vayas. Diles a esos señores que se lancen primero ellos a la calle". Y Escrig no fue. Y no pasó nada.
Y si pasó lo que pasó el 14 de abril de 1931, fue porque Ricardo Escrig hizo antes la preparación de artillería, el gesto más audaz que todas las audacias juntas.
Y al conmemorar el primer aniversario de la República, los prohombres de Esquerra Republicana de Catalunya han rememorado sus gestas de un año atrás, embellecieron los propios papeles, ellos solos fueron los actores y los héroes. Explicaron con todo detalle dónde y cómo naciera la idea de ir al Ayuntamiento y proclamar la República; pero sin el menor recuerdo ni la más ligera alusión a la gesta del auténtico primer héroe de aquella jornada histórica.
Y es en desagravio a la verdad y a la justicia que yo digo que en la Historia debe consignarse que el primer pueblo que vio ondear la bandera tricolor en el frontispicio de su Ayuntamiento, fue el pueblo de Éibar, y que el primer hombre que proclamara la República en España, el que jugándose la vida desbordara los entusiasmos y la fe de los españoles, el que más hiciera para determinar la huida del último Borbón, fue Ricardo Escrig Gonzalvo, ese joven audaz, siempre jovial y risueño, aun en los momentos de mayor peligro, que después de ser director-jefe de la Central de Correos y Telégrafos de Barcelona —el premio a su audacia—, vióse expulsado de la Secretaría particular de la Dirección General de Comunicaciones y del Cuerpo de telegrafistas ¡nada menos que por demasiado revolucionario!
Esta es la verdad histórica, explicada a grandes rasgos, y así deben de admitirla España y el mundo y los héroes más o menos ilegítimos.
J. Peiró
Mataro, y abril de 1932
Camarada Joan Peiró.
Salud. Debo contestar a tu artículo "Afirmaciones. Como se proclamó la República en España", aparecido ayer en estas mismas columnas, por dos motivos: El primero, para agradecer tus sinceras palabras en defensa de una importante prioridad, de la cual no me siento poco ni mucho orgulloso, visto el absurdo —absurdo solo, querido Peiró— trato que nos da quien bien pudiéramos decir es hija nuestra.
Y segundo, para rectificar tus afirmaciones de que he sido "expulsado de la Secretaría particular de la Dirección General de Comunicaciones y del Cuerpo de Telegrafistas ¡nada menos que por demasiado revolucionario!".
Si y no, mi querido Peiró.
Al dejar el cargo de delegado-jefe del Centro Provincial de Telégrafos de Barcelona —sino lo hubiera dejado es seguro que me habrían echado de él nuestros republicanos— pasé destinado a las inmediatas órdenes del director general de Telégrafos y Teléfonos (hoy de Telecomunicación), Sr. Hernández Barroso, por voluntad del Comité Revolucionario de Telégrafos de aquella capital y con el único objeto práctico de que, aun siendo telegrafista dicho señor, le imprimiera yo a su actuación desde aquel alto cargo toda la justicia, modernidad y elevado espíritu de que estábamos poseídos los miembros del citado Comité; en una palabra, yo debía ser la garantía de que la revolución entraba en los servicios de Telégrafos.
Envidias y rencillas por una parte, y pasividad y servilismo por la otra, y por ambas falta de gallardía y de dignidad, me obligaron a los tres meses a solicitar de nuevo mi destino a Barcelona. Al igual que antes, querido Peiró, de no haberme anticipado yo me habrían echado nuestros republicanos.
Volví, pues, a Cataluña, no como jefe, sino como simple telegrafista, y en diciembre próximo pasado, y por riguroso turno de antigüedad en la petición, obtuve mi traslado a la Dirección Central, donde presto mis servicios.
No es, pues, afortunadamente, cierto que se me haya expulsado del Cuerpo de Telégrafos. No quiere decir esto que no pueda suceder. Yo sigo siendo el mismo de antes (Olvidad todos mi incomprendida aventura política de un día) Y por tanto, el problema surgirá exactamente igual que en los tiempos dictatoriales y será "resuelto" por ellos como lo fue por los Primo, Anido y Berenguer.
Y nada más, camarada Peiró, un fuerte y cariñoso abrazo de tu buen amigo,
F. R. Escrig Jr.
Madrid, 19 de abril de 1932.
FRANCISCO DE PAULA ESCRIG Y GONZALVO
De camisa branca e nos patios do cárcere Modelo de Barcelona, temos a Francisco de Paula Ricardo Escrig Gonzalvo (Valencia, 2/10/1902- Corcubión, 19/06/1980), o esquecido «heroe» que proclamou IIª República española. Xaora, quen queira seguir defendendo a República e obviar o fracaso que supuxeron para España tanto a Iª coma a IIª República, que siga facéndoo. Agora ben, polo menos, que teña en conta o nome de Ricardo Escrig (ou Escrich), a matanza de Casas Viejas ou a represión verificada na Revolución de Asturias de 1934. Asemade, pode remontarse á Iª e observar, por exemplo, o comportamento de Emilio Castelar como presidente desta xa que, como recorda Eamonn Rodgers en «Galdós, Castelar y "La Noche de San Daniel"», Castelar
En calidad de Presidente a partir del 20 de septiembre de 1873, se convirtió efectivamente en dictador, suspendiendo las garantías constitucionales y gobernando por decreto. (...) [Con] acciones de mano dura (...) como el restablecimiento de la pena de muerte, la reincorporación al Ejército de los oficiales del cuerpo de artillería, notoriamente reaccionario, la disolución del ayuntamiento de Madrid, y la supresión, por medio de cuantiosas multas, de varios periódicos izquierdistas.
Non entanto, pouco nos interesa a República, o noso desexo é recordarmos brevemente a Ricardo Escrig, un inquieto e curioso persoeiro que, ao namorar e casar cunha moza de Corcubión, acabou os seus días en terras galegas. De Corcubión e o seu legado falaremos máis tarde, posto que primeiro desexamos recapitular algunhas das aventuras deste telegrafista antes da proclamación da IIª República.
Nun particular ágape de «coles» (coas palabras clave "Escrig" e "Escrich"), a primeira información relativa a este que podemos degustar na hemeroteca da BNE aparece na revista España, data de xaneiro de 1923 e fai referencia a súa adhesión á «Liga Española de los Derechos del Hombre». Despois disto, non logramos (aínda) atopar nova algunha sobre este Escrig até febreiro de 1929, cando xa é presidente da Federación Universitaria Escolar (F.U.E) de Cataluña e Baleares:
La Vanguardia, Barcelona, 24 febrero 1929
Tras esta viaxe a Madrid, Escrig sería detido. Actualmente non manexamos a nova da detención, mais si que posuímos unha do ano seguinte onde lemos: "con ocasión de la justa protesta del pasado curso, diversos escolares sufrieron sanciones de toda índole. Entre los más perjudicados se encuentra el presidente de la F.U.E. de Cataluña y Baleares, D. Ricardo Escrig, que además de sufrir rigurosa y prolongada incomunicación y larga estancia en la cárcel, fue desposeído de su cargo de oficial de Telégrafos" (El Sol, Madrid, 12/02/1930). Segundo as propias palabras de Escrig non lograrían atrapalo até a maio, mais a persecución e posterior encarceramento nacería en marzo a causa da folga e dos disturbios que provocou a Real Orde contra o seu camarada Antoni Maria Sbert, fundador e presidente de la F.U.E. de Madrid:
"Teniendo en cuenta los antecedentes gubernativos referentes al alumno de la Escuela de Ingenieros Industriales don Antonio Maria Sbert Massanet, antiguo alumno de la Escuela de Ingenieros Agrónomos, de la que hubo de ser separado a virtud de expediente, que en toda ocasión aparece como promotor de agitaciones escolares y reiteradamente irrespetuoso con la más alta representación del Poder ejecutivo. Su Majestad el Rey (...) se ha servido disponer hacerle objecto (...) en que sea dado de baja en la Escuela donde signe actualmente sus estudios, sin que pueda ser admitido en ningún otro establecimiento oficial de enseñanza ni ocupar cargo público de ninguna clase (...)" (La Época, Madrid, 9/03/1929).
Pero Sbert non só sería expulsado, senón que tamén sería desterrado a Mallorca. Baste con ver as imaxes do seu recibimento en Madrid, trala fin da ditadura de Primo de Rivera, para facérmonos unha idea do potencial da F.U.E. e do cariño que o estudantado lle gardaba a Sbert.
Porén, a primeira parada non sería Madrid, senón Barcelona e o seu acompañante, o telegrafista Escrig...
El Sol, Madrid, 8/02/1930
Despois desta benvida e salvo a súa presenza nun banquete para conmemorar a Iª República, volvemos perder a pista de Escrig até setembro deste mesmo ano, cando, como non, volve ser detido. Logo, nun contexto de axitación social pola folga do ramo da construción, o comité de redacción de Solidaridad Obrera (ao que pertencía Escrig canda J. Peiró, Ángel Pestaña ou Pere Foix) é conducido ao cárcere. A propósito dos feitos, o daquela gobernador civil de Barcelona, Ignasi Maria Despujol afirmaba: "-Igual medida -dijo- seguiré con los que ejerzan coacciones, los cuales pasarán a la prisión sin pasar antes por el Juzgado"...
El Heraldo de Madrid, Madrid, 18/09/1930
Abofé que o gobernador cumpriría as súas palabras xa que, se ben non tardarían moitos días en liberalos, tampouco demorarían moito en metelos no cárcere de novo e desta vez non ían saír tan rápido. Así, en outubro de 1930 unha sorte de varieté conspirativa que ía dende Ángel Pestaña, Escrig e outros redactores de Solidaridad Obrera a Luis Companys ou Ramón Franco (o irmán do ditador) tentarían acabar co goberno de Dámaso Berenguer e mais da monarquía de Alfonso XIII...
El Heraldo de Madrid, Madrid, 11/10/1930
La Libertad, Madrid, 12/10/1930
Correo Extremeño, Badajoz, 12/10/1930
Manipulación mediática e ningunha agresión sen resposta: dous polos opostos que se atraen... Así, ante a detención de Escrig e cía, a solidariedade agromou até tal punto que a universidade de Barcelona se viu obrigada a pechar as súas portas polas protestas do estudantado: "Abajo el rector de la Dictadura", "Viva la Revolución", "Queremos la vuelta de Maciá y la libertad de Escrig". A resposta, previsible: "Entonces se presentó la fuerza de policía y seguridad que fue recibida a pedradas. Los guardias esgrimieron los sables y los agentes sacaron sus pistolas" (El Imparcial, Madrid, 15/10/1930):
El Imparcial, Madrid, 15/10/1930
Ao día seguinte, as declaracións oficiais, ademais de non querer recoñecer de quen era o cadro queimado, gozaban dunha boa explicación para os feitos: "El Ministro de Instrucción pública recibió a los periodistas y les dió cuenta de que, en la Universidad de Barcelona, los estudiantes se negaron a entrar en alguna de las clases, porque había sido detenido un estudiante y telegrafista, llamado Escrich, por comunista y revolucionario" (El Magisterio Español, Madrid, 16/10/1930). Porén, nin comunista nin revolucionario, semella que a faceta de intrépido telegrafista era a máis periogosa para o estado español: "El gobierno domina la situación. El Comité detenido lo formaban Ángel Pestaña, Company, el telegrafista Escrich y cinco más. La detención del comandante Franco y del capitán Sancho está relacionada con este asunto. Los revolucionarios se enteraron de las medidas del Gobierno porque Escrich descifró el telegrama del Director de Seguridad, lo cual permitió a algunos escapar" (La Independencia, Almería, 15/10/1930).
La Prensa, Santa Cruz de Tenerife, 24/10/1930
Máis que posiblemente, por esta razón, cando case un mes despois comecen a liberar os presos, Ricardo Escrig será o último en saír:
Faro de Vigo, Vigo, 7/11/1930
Política, Cordoba, 12/11/1930
Contraditoriamente, unhas cabeceiras anuncian o día 10 de novembro que Escrig foi liberado a noite anterior, outras que o liberan o día 11 e todo apunta a que sairía o propio día 12. Agora ben, nin a represión logrou amedrentalo nin ía ser a última vez que o prendesen. Emporiso, o mellor é ler a entrevista que lle realiza Juan Carranza para La Calle en marzo de 1931, a un mes de que ocupase a central de telégrafos para proclamar a IIª República, escoitemos a Escrig:
"Mis ideas me llevan más allá": semellan as palabras dun ricardomellista {manoelantoniano}. Daquela, quizais cando Escrig decidiu arriscarse a realizar a proeza de declarar a IIª República, non estaba tan convencido con esta como coa necesidade de liberar aos presos e presas políticas. Así, o 29 de marzo de 1931 o atopamos canda Peiró no Palacio de Bellas Artes de Barcelona nun "mitin de afirmación sindical" e a unha semana da proclamación da IIª República, noutro organizado polo "Comité Femenino pro presos":
El Sol, Madrid,7/04/1931
El luchador, Alicante,14/04/1931
Quen desexe seguir de lupanda hemerográfica coa «Bodega Escrig», pode acompañarse dunhas «Coles» ou ben surfear polo contido da súa carpeta en Dropbox. Quen o faga, descubrirá que o propio Tribunal de Espionaje e alta traición" da IIª República ditaría pena de morte para Ricardo en 1938. Condena, que por sorte, non se executou. Persoalmente, non quixen seguir detalladamente a epopea deste telegrafista trala proclamación da IIª República. Ora ben, a súa aventura seguiu e non foi calmada: en «Los de la Sierra», dicionario de guerrilleiros e resistencia antifranquista en liña, podedes ler a súa entrada e incluso complementala co artigo "Los de Octubre de 1944: Una partida de Maquis en Ribagorza" {ou ben visitar a biblioteca do Ateneo Ferrolán}. Sexa como for, eu quédome coa idea da conexión José Villaverde-Ricardo Escrig e nela haberá que escarvar. Mentres tanto, vaiamos ver que pasou con Ramiro Pascual...
Ricardo Escrig e Natalia Rey
Epílogo: De Corcubión a Ramiro Pascual
A Cuqui axudou a florecer os primeiros anos do nacionalismo, aló polo final dos sesenta e a década dos setenta, cando todo se mostraba sen facer, como un ermo salpicado de flores silvestres. Cando o Clube de Amigos da Unesco de Madrid abriu as portas galegas que nós descoñeciamos. Daí naceu a amizade e o compañeirismo dun amplo grupo de galegos que alí nos reuniamos as mañás dos domingos: Bautista Álvarez, o gran orador, e arredor del, o pintor Patiño ou o Ben Cho Sei. E axiña, tantos e tantas entre os que non podo deixar de citar a Pilar Allegue e Vicente Vázquez Diéguez. ("Natalia Escrig no corazón" en Terra e Tempo, 7/12/2014)
Natalia Escrig Rey
Avenida de Ramiro Pascual, 35
Cuqui cómpre ser estudada e formar parte da Historia de Galicia. Nin ela nin o seu pai merecen o esquecemento ao que están a ser relegados. Natalia naceu e morreu en Corcubión, pero por moitos anos viviu na rúa Ramiro Pascual en Beade. Ramiro Pascual foi o enxeñeiro que chamou a Ricardo Mella. Eu chamo a atención sobre a necesidade de reivindicar e recuperar a súa historia e con ela a súa defensa da Liberdade e da Lingua e Cultura Galegas.
Aquel día da patria galega de 1966 (Sermos Galiza 25/07/2016)
Mulleres detidas e exiliadas no agosto negro de 1975 (Sermos Galiza 12/08/2016)
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